Así no juega Perú, pues.


En estas fechas en las que se celebra el Mundial de Fútbol Rusia 2018, Perú acaba de terminar su participación y muchos peruanos viajaron a Rusia para ver a la Selección luego de 36 años en evento de esta magnitud,  y con ellos su cultura y ser. Digo ésto porque porque me causó terrible asco las conductas que una parte de ellos, especialmente los hombres, demostraron frente al trato con las mujeres (incluso una de ellas: emitidas por televisión e internet).

Durante estos años se ha desarrollado y vivido una gran revuelta del pensamiento y de las actitudes frente al respeto y derecho de la mujer: hacia una igualdad de condiciones, no sólo legales sino también de trato (en todos sus niveles) y paradigmas.

Frente a ello, y siendo consciente de lo que se está dando en el contexto en que vivimos como una sociedad en busca de mejores condiciones de vida, de bienestar personal, de estabilidad y calidad educativa; no es correcto seguir actuando de esta manera. La única explicación que se me ocurre sobre el comportamiento de estos pobres imbéciles, que dejan mal a nuestro país; es que simplemente no han tenido una educación moral, donde los valores han sido palabras sin sentido o que no han existido. 

De este tipo de actitudes desencadenan y dan vigencia a graves problemas dentro de nuestra sociedad como la Violencia de Género. Este tipo de personas carecen de desarrollo emocional y discernimiento. No tienen ética. Esta conducta, entiendo que ha sido celebrada por otros y por ello continúan haciéndolo; ya que por el desenvolvimiento y el manejo de las palabras o gestos, se nota a distancia que no es la primera vez que lo hacen.

Siempre estaré agradecido a la vida por haberme dado la oportunidad de crecer en entornos llenos de contrastes: el barrio, la escuela, la academia, los trabajos, la universidad; donde siempre he tratado de aprender lo bueno; observar, criticar y rechazar lo malo. Pero sobretodo porque en casa me dieron las nociones morales básicas para poder hacerlo y dar cara a estas situaciones.

Entiendo que un error se produce “sin querer” o por desconocimiento. Pero este tipo de actitudes premeditadas y trabajadas no merecen el perdón, y justifica ahora más que nunca una posición fuerte frente a ellas: Exhibamos nuestros errores para no volver a cometerlos y promovamos aún más nuestras virtudes, para que complementen y animen nuestros pasos por las canchas del desinterés. 

#ContigoPerú

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